Vivimos en una época donde la sociedad cada vez más quiere dejar a Dios de lado. Y si de Dios hay que hablar, que sea en privado. Este nuevo pensamiento está llegando también a la televisión ¿o empieza ahí? y cada vez es más común verlo reflejado en las series y películas que se estrenan. Los medios de comunicación, el opio del pueblo del siglo XXI y creadores de opinión por excelencia, quieren hacernos olvidar a Dios. Vivir como todo el mundo vive y si luego quieres creer en Dios, pues no es necesario que nadie se entere. Estará bien siempre y cuando esto no interfiera en tu día cotidiano.
Ejemplo de esta secularización la encontramos en la famosa serie de televisión "cómo conocí a vuestra madre". En esta serie nos podemos encontrar a los personajes pidiéndole al "universo" una señal para saber que decisiones tomar o dándole las gracias a las "estrellas" por cómo les van las cosas. ¿Universo? ¿estrellas? ¿enserio? En otro capítulo se habla sobre la posibilidad de que haya algo trascendental en la vida que le dé sentido a la misma, ¿se están refiriendo a Dios? No, a los hombres lobos, fantasmas o vampiros (no es una broma), para acabar dejando el mensaje de que en lo único que debes creer es en ti mismo.
En medio de todo este sin sentido, el primer capítulo de Génesis es de total actualidad. En él se nos recuerda que las estrellas, animales, universo, etc. no son más que cosas creadas. No tienen ningún mensaje oculto que tengamos que descifrar. Si quieres conocer tu futuro, no le preguntes al universo o a las estrellas, que no son nada, sino al creador de ellas. Debemos pararnos y reflexionar, y darnos cuenta de que el camino que nos quiere marcar la sociedad de hoy en día es un disparate. Eliman a Dios y lo quieren sustituir por "dioses" inútiles, que no pueden salvar ni ayudarte. En esta dirección, la frase de Philip Yancey tiene mucho sentido:
"¡Qué extraño que la oración le parezca una necedad a algunos que basan sus vidas en las tendencias de los medios de comunicación, la superstición, el instinto, las hormonas, los modales sociales, o incluso la astrología!"
Si no queremos perder nuestro camino, por otros sin sentido y absurdos, debemos volver a la Biblia y afirmar cómo dijo el salmista "estos confían en carros y aquellos en caballos, pero nosotros confiamos en el nombre de Jehovah, nuestro Dios". ¿Que nuestra sociedad quiere confiar en el universo, las estrellas, fantasmas, hombres lobo o en los medios de comunicación? Muy bien, pero nosotros seguiremos confiando únicamente en Jehovah, nuestro Dios. No fijemos nuestros ojos en las estrellas, ni en la naturaleza fijémoslos mejor en Dios, el creador de todo lo habido. El único que puede aconsejarte fielmente, acompañarte en tu dolor y darte una salida cuando no puedas más.
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